La Era de la Automatización - Psicología Malena Lede




Por ahora, para sobrevivir,  los seres humanos tienen que competir con sus congéneres coleccionando títulos universitarios o destacándose de algún modo pero con el avance de la tecnología, estamos en el umbral de una nueva era que nos obligará a competir con computadoras cada día más eficientes y con robots más eficaces, capaces de realizar todo tipo de tareas mucho mejor que nosotros,  en forma más rápida, más segura y más perfecta.

Las máquinas no se cansan, no se enferman, no se toman vacaciones, no cobran sueldo, no hacen huelga, de modo que ningún ser humano podrá competir con ellas.

Tal vez un aparato no tenga aún el poder de discernir como un ser humano,  pero es cierto que  hoy en día, realizan operaciones que pueden reemplazar a muchas personas.

¿Qué pasará cuando debido a esta revolución tecnológica la gente comience a perder su trabajo? Pronto se revelará esa incógnita porque eso es algo que ya está pasando en los países más desarrollados.

En poco tiempo la computadora cuántica, capaz de realizar tareas hasta ahora inimaginables, será una realidad y se incorporará al mundo del trabajo sin remedio.  Una de las más importantes empresas en informática ya lanzó un prototipo, que aunque rústico y limitado, puede servir para ir analizando sus enormes posibilidades.

Para muchos será el fin del mundo conocido y el inicio de otro mundo mejor, más equilibrado y justo, pero para otros puede significar una tragedia.

Si las máquinas reemplazan al hombre deberían abaratarse los costos de todos los productos en la misma proporción y el personal humano que se necesite será el que tenga esa vocación, pero trabajará menos horas y tendrá más tiempo libre.
El resto de la gente es probable que pueda vivir dignamente sin trabajar, de modo que también los que son muy pobres se beneficiarán, es más, se podrán erradicar los antiguos motivos de la pobreza.

El tiempo libre parece ser el gran problema que se deberá resolver en este siglo y el cambio de valores que eso implica; porque el hombre normal hasta ahora necesita estar ocupado, tener un trabajo y una razón para vivir.

Estamos acostumbrados a trabajar a cambio de dinero, sin embargo, es posible que en el futuro eso se modifique, que el dinero no sea el motivo para trabajar sino el deseo de hacer lo que a uno le guste.

Hacer lo que a uno le gusta no se considera un trabajo, sino una diversión placentera, algo que hace que perdamos la noción del tiempo haciéndolo, que nos gratifique el espíritu pero que a la vez nos exige elevarnos a un nivel de conciencia más alto.

Hasta ahora disfrutamos comprando cosas, tal vez algún día esto cambie y podamos disfrutar del mismo modo haciendo lo que nos gusta.

No sólo desaparecerá la pobreza sino la frustración generalizada y las vocaciones perdidas; por eso, conocerse mejor será prioridad uno y no tanto coleccionar títulos.

En ese mundo futuro, se podrá vivir más despacio, saborear la vida de a poco,  día a día,  sin necesidad de correr, ni de trasladarse de un lugar a otro,  ni de pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa.

Los hijos crecerán junto a sus padres, aprovecharán los días de sol para salir, disfrutarán del verano y también de pasar el tiempo perfeccionándose en las cosas que les gusta hacer por placer.

No necesariamente tiene que ser el fin del dinero; porque el dinero puede seguir existiendo, no para acumularlo sino como un estímulo mayor para el que está dispuesto a Ser quien cada uno Es, o sea la mejor versión de sí mismo.

Malena Lede - Psicóloga