Algunos pueden
pensar que enseñarles hábitos a los niños puede coartar su libertad, sin
embargo no es así porque aprender a ser creativo, optimista, valiente, seguro,
o estudioso también son hábitos que lo ayudarán a facilitar su vida y le
permitirán incorporarse con mayor naturalidad al mundo.
Un niño tiene que
aprender a tener una vida ordenada, una hora para despertarse y otra para ir a
dormir, o sea a respetar los ritmos naturales del sueño y de la vigilia y los
horarios de las comidas y también a
incorporar la manera de controlar sus emociones para poder enfrentar con
tranquilidad los cambios.
El respeto a los
mayores y también a otros niños, también se aprende y puede transformarse en un
hábito muy útil en cualquier edad, así como también el hábito de ser
independiente y de resolver sus propios problemas.
Un niño no debe
adquirir el hábito de recibir todo lo que pide, porque se volverá pretensioso y
obligará a sus padres a cumplir con todos sus caprichos para dejarlo contento.
Para enseñar un
hábito saludable a un hijo pequeño, los padres tendrán que ser constantes y
coherentes, o sea no hacer lo contrario de lo que predican, porque los niños
también perciben las contradicciones, lo que provocará que sus padres pierdan
credibilidad y no sean escuchados.
El ingreso del niño
a la escuela también es un buen momento para adquirir hábitos constructivos que
le permitirán manejarse adecuadamente y alcanzar las mejores condiciones para
aprender, como organizar mejor su tiempo para hacer su tarea, ver televisión o
jugar.
La plasticidad de
los niños les permite aprender con naturalidad y saber que para obtener lo que
quiera tendrá que hacer el esfuerzo necesario y que cuando lo obtenga se podrá
sentir más satisfecho.
Enseñar a los hijos
y ponerle límites es la obligación y la responsabilidad que tienen todos los
que son padres; no significa anular su
autonomía sino brindarle la posibilidad de hacer mejores elecciones, de crecer y
de desarrollarse, de ser más feliz y mejores personas.
Recordar que los
niños no hacen lo que los padres les dicen que deben hacer, sino los que sus padres hacen; porque la
conducta de sus padres los habilita a hacer lo mismo.
Malena Lede -
Psicóloga
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