Dar gracias cura y genera abundancia - Psicología Malena Lede




Vivimos rodeados de gente quejosa, de piquetes quejosos, de noticieros quejosos, de libros de quejas llenos de  clientes insatisfechos.

Abundan las quejas por  servicios ineficientes, por tener que hacer cola;  por las calles rotas, por la lluvia, por las inundaciones, por los cortes de luz, etc.  La queja se ha instalado para quedarse y ya forma parte del quehacer cotidiano.

Mientras nos mantengamos concentrados en todo lo que nos falta, en lo que no funciona, no anda y no satisface nuestras expectativas, sin darnos cuenta,  la vida está pasando a nuestro lado.

La queja nos mantiene malhumorados, irritados, ansiosos y enojados; hace que ignoremos a los demás, que sembremos la discordia, el descontento y el malestar general.

Sin querer, estamos creando una ola negativa que alcanza proporciones gigantescas, alimentada por gente que se empeña en no apreciar todo lo que tiene,  porque está siempre deseando otra cosa.

Hay poca gente agradecida, la mayoría exige, demanda, condena y se desahoga criticando.  No saben que ser agradecido es la señal que el universo necesita para abrir las puertas de la abundancia, para ayudarnos a recuperar la salud, a ganar amigos, a salir de la depresión, a ser felices.

Acostumbrémonos a dar todos los días las gracias por todo, por un nuevo amanecer, por poder levantarnos, por sentirnos bien, por tener un trabajo, por sentirnos útiles, por poder ayudar, por tener una casa para vivir y todo lo necesario, por poder ver, oír, hablar y caminar, por los alimentos que podemos comprar y por el aire que respiramos.  Gracias por tener a muchos para amar y alguien que nos ame,  gracias por ser libres y por vivir en un país sin conflictos bélicos aunque esté lleno de descontentos y holgazanes.

Dar las gracias nos pone de buen humor porque nos permite recordar lo felices que somos y cuánto es lo que tenemos para agradecer y en que no reparamos.

Malena Lede - Psicóloga