El Amor no tiene edad



Volver a creer en el amor es lo que hacen las personas que son jóvenes de espíritu sin importar la edad que tengan.

Hace unos años tuve una paciente de 68 años, viuda, que se fue a vivir a Israel donde vivía su hija con su familia.

Desde allí un día me escribió una carta en la que me contaba que mientras estaba alojada en la residencia para inmigrantes, conoció a un hombre de nacionalidad rusa, que estaba esperando conseguir la visa para radicarse en los Estados Unidos.

Mi ex paciente se enamoró perdidamente de él, experiencia que jamás había vivido ya que se había casado sin amor y nunca había disfrutado del sexo.

Ambos vivieron un amor apasionado durante el tiempo que estuvieron juntos hasta que finalmente se tuvieron que separar; ella tuvo que abandonar la residencia para trasladarse a su destino definitivo y él consiguió la visa y se fue a Estados Unidos.

Pero ese triste fin de la relación no le pudo arrebatar a esta señora los inolvidables momentos vividos durante el tiempo que duró, que le sirvieron para conocer por primera vez tanto el amor como el placer del sexo.

Estar solo en un país extraño puede hacer que una persona se pueda despojar de cualquier prejuicio y se atreva a hacer lo que habitualmente jamás haría en otras circunstancias; demostrando que tanto el hombre como la mujer se pueden enamorar a cualquier edad cuando no han perdido el deseo de vivir, se sienten conformes con quienes son y se aceptan como son.

Se pierde la capacidad de conquistar a una pareja cuando vencen los prejuicios, se pierde la autoestima y la persona se convence de que la edad del amor ya pasó y no regresa.

No hay que perder de vista las señales y desarrollar la intuición para ver las oportunidades, que siempre son más de las que uno cree.

Una nueva historia de amor renueva el cuerpo y el alma, mejora la autoestima, amplía el mundo y permite visualizar un mejor horizonte.

Es necesario sobreponerse a los miedos, miedo al engaño, a la mentira, a la falsedad, a la burla, y aprender a encarar las situaciones que se presenten cuidando que cumplan ciertas garantías con simples precauciones.

Si es una cita a ciegas es mejor realizar el encuentro en un lugar público con mucha afluencia de gente, luego, con el trato las mentiras tienen patas cortas y resulta más difícil engañar cara a cara, más cuando se trata de personas mayores.

En las grandes ciudades se produce la paradoja de que estando llenas de gente, la mayoría tiene dificultades para relacionarse.

Hoy en día existen opciones serias para vincularse con personas y hasta las redes sociales, con todos sus grandes defectos, pueden utilizarse con éxito.

Valeria Schapira, periodista y autora del libro “Tengo 40 ¿y qué?” afirma que más del 75% de las personas que se inscriben en Match.com, por ejemplo, desean una relación con compromiso y la proporción de hombres y mujeres es casi la misma.

Como siempre, lo mejor de la vida siempre es para los que pueden vencer sus miedos y se arriesgan.

Malena
Fuente: “Tengo 40 ¿Y qué?”, Valeria Schapira, periodista y escritora.