Lo dejé y ahora lo extraño


Además de la falta de conocimiento de sí mismos, tanto los hombres como las mujeres de hoy también están muy poco seguros de sus sentimientos y más en estos momentos en que son muchas las relaciones que no implican ningún compromiso.

La realidad actual parece haber terminado con todas las inhibiciones y propiciar dejarse llevar por las pasiones, haciendo y deshaciendo relaciones de pareja efímeras que crean la ilusión de un gran amor con cada nuevo encuentro y producen una gran frustración cuando termina.

Cuando esa pasión se enfría, como lo único que los acercó fue nada más que eso, se dan cuenta que están frente a un desconocido, alguien que no saben quién es, porque jamás lo vieron como persona sino como alguien para usar y descartar.






Cuando no saben lo que quieren no encuentran lo que buscan ; y así la mayoría decide pasarse la vida buscando sin saber bien a quién, tal vez una quimera, la aguja en un pajar, alguien que no existe ni nunca existirá.

El tiempo es el que permite madurar las cosas, pero como nadie tiene tiempo para nada, una relación de pareja empieza por el final, con una relación sexual, y recién después de eso, seguirán relacionándose sexualmente y creyendo ambos que tienen una relación.

Pero eso no es una relación de pareja, es nada más que una relación sexual de dos desconocidos que se encuentran en el coito y que en poco tiempo eso no les alcanzará, necesitarán algo más que sexo del otro, comprensión, compañía, lealtad, confianza, amor.

En cambio, con el tiempo, una vez que la pasión se enfría, como fantasmas surgirán en ambos, su indiferencia, sus defectos, su ambigüedad, su falta de compromiso; su modo superficial de vivir la realidad, su poca capacidad de amar, de comprender, de comprometerse y de querer a alguien como es.

¿Por qué la mayoría de las sociedades humanas crearon una forma de organización social en la que es importante el compromiso formal? Porque se dieron cuenta de la debilidad del ser humano como especie, de su inestabilidad emocional y de su tendencia a descarriarse y a vivir la vida fácil.

Los papeles nos muestran qué pronto nos cansamos de nuestras propias decisiones, nos permiten recapacitar, pensarlo dos veces, desconfiar de nuestras decisiones, porque esta vez también podemos estar equivocándonos.






Estamos transitando actualmente una etapa de desborde social en todos los aspectos debido a la falta de valores y a la pérdida de la moral. Como hordas salvajes la gente se atreve en forma masiva a hacer lo que jamás haría sola, a asaltar comercios y robar, no lo que necesita sino lo que tiene a mano, sólo por el hecho de llevarse algo que no es suyo. Protegidos por el anonimato se atreven a dar rienda suelta a sus bajos instintos y son capaces de todo, hasta de matar si alguien se le cruza en el camino.

Así está la sociedad al margen de cualquier avatar económico, porque no es tanto lo económico lo que la impulsa sino las ansias de tener lo que tiene el otro, aunque no lo necesite.

Las relaciones amorosas están transitando el mismo camino donde vale todo, las parejas salen pero no dejan de mirar a otro, porque ingenuamente creen que se están perdiendo algo.

No podemos tenerlo todo aunque seamos millonarios, porque hasta los millonarios no pueden vivir tranquilos.

Cuando tenemos un amor hay que entregarse de lleno a él, sin especular, sin pensar en que podrían tener a alguien mejor, porque somos todos diferentes y no se puede comparar a la gente, y porque solamente, cuando se apaga la luz, nos parecemos.

Cuiden su amor porque es único; podrán tener otros pero nunca será el mismo, porque el que una vez tuvieron y no apreciaron, jamás volverá.

Malena Lede (Psicóloga)